No era un comienzo alentador. Alicia contestó, bastante intimidada:
-Yo... yo ya ni sé quién soy... al menos sabía quien era cuando me levanté por la mañana, pero he cambiado tantas veces desde entonces...
-¿Qué quieres decir con eso? -preguntó, severa, la oruga-. ¿Explícate!
-Me temo no poder explicarme -contestó Alicia-, porque, como usted ve, no soy yo misma.